top of page
Buscar

Un domingo como los de antes – o casi

Hoy fue la primera vez que intentamos tener un domingo que se sintiera un poquito normal otra vez. Salir de casa, ver algo diferente, respirar aire fresco, estar entre la gente. Han pasado casi tres meses desde que viajamos a Chicago y casi medio año desde el accidente. En todo ese tiempo, nuestra vida dio un giro total. Todo lo que antes era normal desapareció de un día para otro. Incluso las cosas pequeñas: salir juntos, reír, hacer algo sin planearlo. Durante mucho tiempo, el estado de Oliver fue demasiado crítico, demasiado delicado. Pero hoy decidimos dar un paso hacia la normalidad. Salir juntos por primera vez, convivir entre la gente.


Claro que ya nada es tan fácil como antes. Antes solo éramos nosotros y tres niños sanos. Ahora todo tiene otra dimensión. Para subir a Oliver al coche hacen falta cuatro adultos. Yo soy quien lo carga de su silla a su asiento especial. Alguien debe sostener sus manos y la conexión de su respirador. Mientras tanto, se aparta la silla de ruedas y nuestro “torre” con todos los aparatos avanza junto a él. Aún hay cosas que podemos mejorar, quizá algún día adaptar el coche. Por supuesto, no salimos solos – dos enfermeros nos acompañan. Todo es nuevo, pero la carga se reparte.


El hobby favorito de Oliver: ver perritos

Nuestro destino fue un centro comercial al aire libre. Solo queríamos pasar un rato fuera. Pero Oliver tenía una misión clara: encontrar y saludar a todos los perros posibles. Para él, eso es lo máximo. Y para nosotros, es importante que aprenda que no todas las salidas significan hospitales o doctores. Durante los últimos seis meses, cada traslado fue médico. Hoy quisimos mostrarle que la vida todavía tiene mucho más que ofrecer.



Curiosamente, era el mismo lugar que visitamos diez días antes del accidente. En aquel entonces por citas médicas de Sebastián. En Alemania pasamos más de medio año buscando por qué no podía respirar bien al dormir. En el kínder siempre estaba cansado, incluso se llegó a dormir una vez. Se sospechaba de pólipos, incluso se revisó su corazón. Pero conseguir citas en Alemania fue imposible. La primera fecha disponible en una clínica universitaria era en febrero de 2026, aunque yo llamé en febrero de 2025. Aquí en México todo fue rápido, claro, también se paga por el servicio. Sebastián tenía una infección en las vías respiratorias que fue tratada durante cuatro meses con medicamentos. Hoy está sano y duerme toda la noche. Y aunque Oliver está en una situación completamente diferente, está aquí. A veces olvidamos lo cerca que estuvimos de perderlo. Pero eso lo contaré otro día.



Hoy en la plaza solo caminamos. Los gemelos montaron dinosaurios con su primo y Oliver los siguió con su silla-carrito, haciendo pequeñas carreras. Todos comieron helado. Oliver, como siempre, pidió de limón. A veces me pregunto cómo reaccionaría yo en su lugar. Solo sé que Oliver siempre encuentra lo positivo y logra que el mundo a su alrededor sea un poco más bonito, incluso dentro de sus límites.


Claro que también noté cómo la gente mira. Cuando caminamos con Oliver y su torre, hay miradas – primero de sorpresa, luego de asombro. Como no siempre era yo quien empujaba su silla, pude observarlo desde lejos. Duele, pero lo entiendo. Yo mismo nunca había visto a un niño como Oliver: de dos años, con traqueostomía, paralizado. Tal vez porque hay pocos casos así, o porque muchas familias simplemente no salen tanto. No lo sé. Solo sé que hoy se sintió bien. Fue la primera vez en medio año que hicimos algo así. Solo salir. Ser familia. Diferente, sí, pero seguimos juntos.


Creo sinceramente que nos hemos vuelto mejores personas. Hemos aprendido a valorar lo que antes dábamos por hecho. Hemos visto lo hermosa que puede ser la humanidad. En nuestras horas más oscuras, no estuvimos solos. Agradecemos haber llegado hasta aquí. Y seguimos adelante.


Después de dos horas y media regresamos a casa. Oliver vio un poco la tele y a las siete de la tarde tuvo su baño en la cama.


Un domingo que se sintió un poco como los de antes – pero quizás aún más valioso.


Pensamientos finales


A veces la sanación no empieza en un hospital, sino afuera – entre risas, sol y un simple “hola” a un perro.

Hoy no fue un día perfecto, pero sí fue un día real. Uno que nos recordó que incluso de los días rotos puede nacer nueva luz.

Y tal vez eso sea la verdadera esperanza: no esperar a que todo vuelva a ser como antes,

sino encontrar lo bello en el ahora – en medio del caos, en medio de esta nueva vida.


 
 
 

1 comentario


Sé que no ha sido fácil, que han tendido que rehacer el mundo tal como lo conocían, pero lo están haciendo con una resilencia que inspira, que emociona y que deja una huella profunda en quienes lo vemos.

Gracias por enseñarnos lo que significa el amor incondicional y la fuerza de su corazón.

Tienen todo mi respeto 🫡

Me gusta
bottom of page